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Dice la leyenda que este padre, todas las noches, salía a tomar aguardiente.
Para salir tenía que encaramarse hasta una ventana apoyándose en un brazo de la imagen del Cristo. Pero una noche, mientras intentaba salir, se dio cuenta que la imagen lo regresó a ver y le dijo:
Para salir tenía que encaramarse hasta una ventana apoyándose en un brazo de la imagen del Cristo. Pero una noche, mientras intentaba salir, se dio cuenta que la imagen lo regresó a ver y le dijo:
- ¿Hasta cuándo, Padre Almeida?
Y éste le contestó:
- Hasta la vuelta. Y se marchó.
Una vez ya chumado (borracho) salió de la cantina y yendo caminando por las calles de Quito, tropezó con seis hombres altos, vestidos de negro, que transportaban un ataud, y cayó
Al levantarse regresó a ver en el interior del ataud y se vió a él mismo. Y huyó despavorido.
Una vez ya chumado (borracho) salió de la cantina y yendo caminando por las calles de Quito, tropezó con seis hombres altos, vestidos de negro, que transportaban un ataud, y cayó
Al levantarse regresó a ver en el interior del ataud y se vió a él mismo. Y huyó despavorido.
Se puso a pensar que eso era una señal de que podía morir intoxicado y desde aquel día no volvió a tomar.
Y desde entonces la cara del Cristo apareció más sonriente
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