En los Andes ecuatorianos, una antigua tradición se convirtió en arte.
Tigua es una comunidad indígenea de la provincia del Cotopaxi en las proximidades del la laguna del cráter del volcán Quilotoa.
Esto empezó cuando a Julio Toaquiza se le ocurrió plasmar en cuero de borrego los mismos dibujos que acostumbraba a hacer -teniendo como único pincel las plumas de sus gallinas- sobre máscaras y tambores festivos. Posteriormente transmitió esta idea entre sus hijos y vecinos.
Hoy día la mayoría de los habitantes de Tigua se han convertido en artistas innatos.
Los cuadros son pinturas costumbristas de estilo Naif.
En ellos plasman su entorno: parajes, montañas, animales pastando, mujeres hilando o lavando la ropa en el río, cóndores con rostros humanos, leyendas, costumbres, creencias, sueños, miedos, estilo de vida, etc.
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