NOS DUELE

Nos duele la violencia porque, como creyentes en Jesucristo, descubrimos en él la ruptura de la espiral de la violencia con el supremo gesto de asumir la cruz

Nos duelen las vidas humanas siempre, pero, de una manera especial, cuando son truncadas por la violencia porque estamos ciertos que nadie tiene derecho a truncar una vida (por eso estamos en contra de cualquier tipo de guerra) porque la vida tiene un precio mayor que cualquier moneda.
Por eso nos duele, y las lágrimas humedecen nuestros ojos y nuestro corazón se angustia ante el asesinato, en Guatemala, de Facundo Cabral, cantautor, poeta, creyente en la profundidad de Dios en la vida, trovador de las cosas sencillas y cotidianas para bañarlas de luz y de trascendencia, hombre que se hizo a si mismo buscando la hondura de su esencia y permaneció fiel a este empeño, "Mensajero Mundial de la Paz" (y lo de menos era el título sino valorar que ese título en él era cierto.

¿Quién lo mató?. Un mundo que no está de acuerdo con lo que el proponía en sus canciones. Tal vez sea pronto para firmar que las balas podía venir derechas por intereses de la derecha, ... aunque algunos lo sospechamos.

Por eso nos unimos a tus lágrimas, Rigoberta Menchú, te agradecemos tus lágrimas, Nobel de la Paz, ante una víctima de la violencia que mata la paz. Te engrandecen tus lágrimas por el amigo.

Nosotros, INTIRUNA, ayer domingo, cuando celebrábamos el encuentro para la clausura de los talleres, tuvimos un momento de silencio y de homenaje a Cabral, como repudio de su asesinato, mientras se oía, no podía faltar, su "No soy de aquí"

José Luis Molina