Friday, November 29, 2013

PARÁBOLA DE ADVIENTO

Para compartir, con quien lo lea, cómo entiendo yo el adviento


En mi casa de Quito llevo viviendo casi diecisiete años.
Mi casa tiene un gran ventanal que ilumina la cocina que es, también, la pieza de estar.


Durante este tiempo, por esta ventana, me ha estado llegando la luz mientras preparaba los alimentos, mientras pensaba, mientras rezaba, mientras leía… Esta ventana ha sido cauce por donde se han iluminado momentos de encuentro, de compartir alegrías, lágrimas, preocupaciones, sueños…


Esa ventana mira a las laderas del occidente quiteño. Ella me ha permitido contemplar hermosos atardeceres, más hermosos cuanto más preñados de vida llegaban a descansar tras los cerros.



Desde ella he visto crecer árboles y jugar a los niños de nuestra Escuela Inti.
¡Me ha llegado mucha luz a través de esta ventana durante este tiempo!. Cuando abro su ventolera mis pulmones se han llenado de aire fresco
¡Me ha llegado mucha vida!
Y hoy, esta mañana, en mi ventana he descubierto un nido de tórtolas.


Me ha cogido de sorpresa. También de sorpresa le llegó mi presencia a la tórtola que anidaba y que, asustada, voló. Pero, afortunadamente, tras unos instantes, regresó.
Mi primera reacción fue quitarlo: Me iba a ensuciar la ventana. Total es muy difícil sea exitoso: se espantará la tórtola al vernos movernos por la cocina.
Pero después decidí dejarlo.


Ese nido ha sido una palabra fuerte. Ha sido una profecía. ¡Linda toda la vida que me ha llegado a través de mi ventana!
Pero esa vida podría quedarse inútil.
Es importante que en mi ventana se anide la vida.
Es necesario salga al exterior vida desde mi ventana.

                                                          José Luis Molina

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