Tuesday, May 24, 2011

Y COMENZÓ EL AYUNO

Efectívamente. Se iba acercando la hora señalada, las 5 pm y en el parque de la Alameda, en torno a las carpas preparadas al efecto, nos íbamos acercando personas hasta llegar a los varios centenares que terminamos congregados.

Había gente con una gran amplitud de procedencia. Esta vez si había religiosas, bastantes religiosas, cosa que me sorprendió pués, pensando mal, creía que tendrían miedo a la jerarquía. Tal vez, aparte de una adhesión sincera a la causa de Sucumbíos y a Gónzalo López, que no lo niego, esté también que las medidas llegadas desde Roma referente a la salida de los Carmelitas que quedaban en Sucumbíos era una intromisión amenazadora a la autonomía de la parcela religiosa. Pero había muchos seglares de distintas referencias. Esa Iglesia que, afortunadamente ha descubierto que Dios nos hizo pensantes y capaces de decisiones y de tomar opciones y, por lo tanto, no caminan por los senderos del sometimiento



Allí también estaba Intiruna. Aprisa nos habíamos ido convocando y conseguimos asistir un grupo representativo. En el problema de la Iglesia de Sucumbíos veíamos y revivíamos nuestra experiencia y en el peligro de arrasar con el trabajo pastoral de cuarenta años y el proyecto de una Iglesia-Comunidad, frente a mentalidades donde prevalecen los intereses institucionales por encima del Reino de Dios, reaparecía en nuestro interior el dolor por el que tuvimos que pasar ante el intento del entonces arzobispo de Quito, y hoy nada menos que cardenal de la Iglesia, Raúl Vela, abortando nuestro planteamientos y procesos de fe. Sabemos mucho de lo doloroso de continuar trabajando y mantenernos firmes en nuestro compromiso de fe, frente al peso institucional en contra. Por eso nos movía la solidaridad. Por eso quisimos estar allí.


Gonzalo López llegó al lugar donde lo aguardábamos. Y después de ser presentado por la coordinadora que a modo de presentación planteó el panorama de la situación en la que nos encontrábamos y la intencionalidad del momento.



Seguidamente tomó la palabra el obispo que se limitó a leer la carta que también aparece colgada en este blog para aclararsu intencionalidad, las motivaciones que le han llevado a tomar esta decisión.


Finalizado este momento, se inició la celebración de la Eucaristía, presidida por Gonzalo y en la que concelebraron cinco sacerdotes más, ademas de otros varios sacerdotes que nos encontrábamos entre la gente.

Entre cantos, algunos de ellos de esos tiempos de compromiso en los que nació la teología de la Liberación al amparo del Vaticano II, fue transcurriendo la celebración de la Eucaristía con la que se pretendía iniciar este periodo de ayuno, que asumía Gonzalo, como expresión de su deseo de recontruir el tejido eclesial y comunitario de la Iglesia de Sucumbíos que la inoportunidad, el mal y torpe hacer y la ceguera institucional ha provocado.

En la oración de todos estaba nuestro deseo de que al conflicto se le encuentren cauces que salvaguarden la opción de una Iglesia y el trabajo por la concreción del Reino en una zona marginal de Ecuador
Le deseo a Gonzalo que este tiempo de ayuno y oración le haga fuerte. Que sienta que con él caminamos otros muchos. Que tal vez su medida pueda ser calificada de muchas maneras. (La huelga de hambre del los profesores de la Escuela Inti fue calificada por Raúl Vela de un atentado contra la vida). Que quienes califican de esas maneras lo hacen sin pudor alguno, desde una mentalidad y una ética miope y legalista, que ignoran la vida, la lucha de los hombres, sus esperanzas y no les importa las "vidas" que son sacrificadas por intereses sectoriales o institucionales.

Cuando regresaba del parque de la Alameda, donde se quedaba Gonzalo, lo hacía con unos sentimientos encontrados: Por un lado sentía el dolor de que en la Iglesia, a la que pertenezco y a la que quiero, se pudiera vivir tamaño desvaríos. Desde Jesucristo ¿qué tendría que prevalecer los rezos o la justicia, la doctrina o la solidaridad? Por el otro una cierta sensación placentera. Y es que, en la Iglesia, aún hay soñadores, personas capaces de optar por la utopia y de permanecer fieles a sus compromisos, a la gente, y valorar a la gente por encima de cánones y conveniencias. Y di gracias a Dios.


José Luis Molina







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